Los humanos comenzaron durmiendo sobre pilas de hojas secas. ¿Puedes creerlo? Si te pones a pensar, es impresionante el nivel de avance que hemos tenido durante los años. ¿Cómo es que de hojas secas, hemos llegado a colchones con bocinas, habitaciones con termostato inteligente, y colchones inteligentes con la capacidad de hacernos masaje antes de irnos a dormir?
La evolución nos ha permitido que ideemos mejores métodos para dormir, de manera que estos sean cada vez más eficaces y mejores para nuestro cuerpo. Los colchones inteligentes ahora nos permiten moldearlos con bases con motores a como los encontremos más cómodos, de manera que estos pueden ayudar a personas con enfermedades crónicas a dormir y reposar más cómodamente en sus casas, y a adultos de la tercera edad a que no les salgan llagas, moretones al reposar por tiempos prolongados, o dolores musculares al momento de despertarse por la mañana.
Sin embargo, estos colchones inteligentes (aunque antes sólo se vendían como cama de hospital) pueden ser para cualquier persona hoy en día. Tienen aspectos muy similares a un sistema de descanso normal, ¡y su tecnología puede ser atractiva para adultos o adultos jóvenes de todas las edades!
Para entender cómo hemos llegado hasta aquí, es necesario ver nuestro pasado. ¿Cómo fueron los primeros colchones? y ¿cuáles son las necesidades que seguimos teniendo que cubrir después de 315,000 años de historia del homo sapiens?
Los primeros colchones fueron, como lo dice el mismo título de este blog, lechos de hojas secas, pieles, o materiales orgánicos que funcionaran para separar a los primeros humanos del suelo. Una vez que esa primera necesidad fue cubierta, comenzaron a buscar lo siguiente: el confort. Para poder estar un poco más cómodos, los lechos fueron convirtiéndose en sacos y fundas rellenas de materiales orgánicos, a esto, los romanos y griegos comenzaron a usar pluma de ganso y oca para que fueran todavía más cómodos, y se dio la idea de separar estos sacos del suelo aún más, dando por resultado los primeros catres hechos de madera y pieles.
A partir del Renacimiento, los colchones comenzaron a tener la capacidad de ser más lujosos. Lo equivalente a un colchón inteligente hoy en día era un colchón de terciopelo o seda, rellenos de paja o plumilla, y finalmente en el siglo XVII se comenzaron a fabricar los colchones de muelles en Reino Unido. A partir de 1900, los colchones comenzaron a evolucionar cada vez más rápido y para los 50´s los de espuma de poliuretano ya estaban a la venta. En los 60´s comenzaron la producción de colchones de látex, y para los 70´s los de muelles volvieron a ser populares.
A partir de este punto, los colchones inteligentes comenzaron a ser ideados, y como bien sabemos, fueron primeramente utilizados en los hospitales antes de pasar a las tiendas de colchones que encontramos hoy en día en centros comerciales.
Los seres humanos seguimos teniendo 2 principales necesidades a la hora de dormir: confort, y soporte. Sin embargo, nuestros colchones inteligentes ahora tienden a cuidarnos más de hundimientos e irregularidades en colchones viejos en vez de piedras y ramas en el suelo, como lo hacían las primeras camas. Además, tenemos el beneficio de que nuestro colchones inteligentes son justamente eso: ¡inteligentes! Al adquirir colchones inteligentes no solo estás invirtiendo en tu presente, sino también en tu futuro, ya que estos pueden durar de 8-12 años, asegurarte el mejor confort mientras duermes y ¡mantenerse moderno para adaptarse al futuro de tu habitación!